martes, 8 de julio de 2014

Juan Pablo Mejía no solo es editor, también escribe.

debajo del deseo
hay un escalón que conduce a la noche




huimos aquí a buscar el olvido y el desarme de tus manos / pero qué ocurrirá con nosotros cuando retorcidos un nombre y una cifra nos hagan creer que te representan / porque cuando te miro a los ojos sonríes y evitas hablar de aquel pasado que arrasa tu cabeza / y a pesar de que solo tenemos en común los dedos cercenados de nuestra dictadura individual / tú te esfuerzas cada atardecer en sitiar la ciudad de mi voz / mientras los demás se abandonan en sueños con animales de metal y artefactos eléctricos / y para no hacer de nuestra escritura un aviso luminoso en medio de una carretera abandonada / sino una llave a las lejanas constelaciones / y para hacer de nosotros chicos de mirada dulce / y no una oscura pantalla a prueba de fallos / prometimos que algún día tendremos primeros lugares para ella.




rabioso animal liberado dentro de mi cabeza
devorando mi corazón




anoche lo hemos visto / no intentes excluirte / no llenes tu boca con palabras pronunciadas por otros / será menos letal si huyes a los escombros / sin naves ni revólveres ni migrantes / sin fiscales seremos ahora solo el disparo de tu boca / nuestros argumentos / y el sol transparente en el horizonte / a pesar de todo te amo por tu pureza cegadora / hay que tener en cuenta que traición y esperanza son el mismo árbol bajo la luz de esta historia / el rastro de nuestra sangre es una voz desahuciada que no logra a travesar el viento / la experiencia creadora es el arma principal para la captura / hay que estar atentos a las precipitaciones angulares del sueño / hoy que dibujo mis letras no sabes cuánta pena habita en cada forma / porque tú no tienes título en este simulacro de realidad / nos defenderemos de los que nos obligan a callar / de los que no están de acuerdo con lo urgente / repito: lo urgente.



qué dolor soñará la muerte
ahí donde la luz es desesperación


                                                                                                                   No hay salvación para un pueblo sumiso.

Likidar, Aeropajitas


las corrientes espirituales son felices cuando incluyen educación / un individuo es real si los televidentes revierten el intercambio / tenemos necesidades básicas por revisar / estas últimas décadas nos interesa la poesía en términos de esperanza de vida / aunque hoy la capacidad de escribir libremente es baladí / porque si no cambia la estructura no nos interesa el diálogo / acuérdate de la mirada cristalina que rompimos con indiferencia / y cuando asoma el egoísmo nuestro comportamiento es una práctica que no logra plasmarse / tenemos bien en claro la puñalada / un proceso de aprendizaje permanente encendiendo las alarmas de la sociedad / sin dolor los muertos se aproximan a cifras que mejoran los récords de venta / y qué le diremos a los jóvenes para que retomen su tradición / lo que se nos pide ahora es una estrategia sostenida por una palabra que se fractura / la imagen del martillo otorga poder porque nos recuerda el miedo / y qué es lo que está pasando en realidad / cuánto nos reciclamos y cuánto nos excluimos / muchos dicen que nuestro desequilibrio está más lejos de la genialidad porque es número par.





era necesario sufrir al rebaño para alcanzar
las cúspides cilíndricas de sus noches


La tarde de muertos eclipsan el bar
y los deudos callarán su rabia
y todo es por ti.
El Asesino de la Ilusión, Leusemia


la persecución inicia / las dimensiones no dan por perdidas las voraces miradas / regresamos al perfil de nuestros sueños que adelgazan un centímetro por año / nos acercamos a un precipicio lleno de reflejos / recordamos  lo que no se nos dice / lo que habla de retroceder ante esta nomenclatura que se ampara en vértigo y espejos / perdimos el mar de nuestros ojos / otra vez marchamos entre heridas inútiles / con el temor de los últimos disparos de tu boca / no hay sentido de certeza / el canto de una sorda entonación inclina leve su manto hacia la eternidad / la no–existencia me encuentra sentado frente a ti con una ráfaga de murmullos a punto de explotar / es diferente perderse entre arrullos matinales / frente a mi muerte de puerta cerrada / a mi llanto de calle desierta / a mis brazos cerrados de puños abiertos / la dorada lluvia se esparce a lo largo de tu cabellera / lava nuestro encuentro / un instante de fugaz recaída / [palabraspalabraspalabraspalabraspalabras-palabras sólo palabras sin sentido alguno]
                                                                                                             el silencio te pertenece.

 De: Las capturaciones (inédito)





Juan Pablo Mejía (Lima, 1982)

Estudió Comunicación Social en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde junto al grupo cultural Nudo de voces organizó concursos, encuentros literarios, recitales poéticos y ferias de libro. Textos suyos aparecen publicados en diversas revistas y blogs de literatura, así como en las muestras colectivas Nudo (2007), Caja de Typos (2007), Cuatro (2009) y La imagen de las palabras (2009). Antologado en Poesía Perú S. XXI: 60 Poetas Peruanos Contemporáneos (2007), publicó Balada de la piedra que canta (2009). Dirige el sello Paracaídas Editores.



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