lunes, 6 de octubre de 2014

Kreit Vargas Gómez: "Todo lo sagrado en mí no es algo que pueda ser nombrado"

Con Kreit Vargas Gómez caigo en la tentación de incurrir en el análisis de sus poemas en forma individual, supongo que es porque no consigo encontrar su visión totalizadora, como es la filosofía; pero esto no es filosofía, esto es poesía, y cada poema del poeta es el resultado de un movimiento, o así lo entiendo. Cada texto tiene un aroma y un color distinto, una textura y una dirección diferente. Aún así, la poesía de Kreit es fácilmente identificable, como él escribe "podrías volarte la cabeza pero no el pecho en la búsqueda desmesurada de una epifanía". 



[TONAYAN]



Tuve un color hermoso
Un lugar donde mi oro era irremplazable
Jade en la fiesta de la sangre
Donde mi ejército se convirtió en barro sobre la marcha

Ahora mi enemigo agoniza enloquecido por la belleza de la calma
Proclama su derrota en el movimiento
Nada puede contra la estela invisible de mil hombres volviendo a la batalla por siempre
Secreto motivo arrebatado al sueño de la piedra
A su primer canto
Aquí
Abandono la primera estancia donde la vida brota como agua incomparable
Agua para la sed insaciable de los vencidos en el campo donde crecen los palacios elementales
Donde el sol desciende convertido en una bestia fraterna
Para besar nuestras frentes
A lamer nuestro último latido





[CEMPAZUCHIL]



Atraído por el aroma del sol macerado en la boca de las flores
No pude recordar la dirección del puerto tras el jadeo constante del nopal
Entonces volví sobre la búsqueda encarnado en el caracol y su doble prisión

Tuve un rostro en la historia de las revoluciones invisibles
Un vínculo sagrado con la estrella amada de los asesinos
Aprendí el rito callado del primer hombre que busca un lugar para morir
Abedul primordial esperando el regreso de las mariposas

Esta playa en su memoria me devuelve sobre su paranoia interminable
Mineral legítimo regido por la turbulencia celeste
Cuando el sol era un dios
Y mi voz un elemento precioso e inestable
Devine en agua renovado por el ascenso del salmón y su reino generoso de muerte

En cada dimensión propuesta por sus matemáticas prevaleció el fuego
Domesticadas las sombras y la presencia del lobo en la escena cotidiana del pan
Las oraciones se convirtieron en el sordo aleteo de la libélula en el día renovado

Antecedidos por estallido de la semilla que retorna al sueño
La calma se hace posible en la tempestad de la carne





[SUICIDIO]




Thích Quảng Đức
Todo lo sagrado en mí no es algo que pueda ser nombrado
el fuego que me envuelve es un sereno animal
despertando después de un largo silencio
ninguna palabra es pilar para este sueño
A menudo nadie canta esta belleza
me antecede este polvo
esta similitud
con el
sol


[el espíritu a través del bosque en llamas]
[hipnotizado por la calma se descubre]





[JARDINES FLOTANTES]



Tarde, por la mañana eras un rumor ancestral. Qué idioma es el que te hace uno con el ruido interminable de langostas devorando la memoria. Un laberinto para el caminante que cae en el mundo desde lo más alto. Piérdete, bestia tierna en los evangelios del ayahuasca. Hermosa enredadera que da muerte al árbol que respira por encima de los organismos fundamentales. Otro es mi ser, otro su reino de héroes vencidos. Máscara dorada en la noche perdida. Termina pronto esta columna de humo, está conformación de niebla donde se edifica el día, descifra este teorema absurdo. Yo no era sino él. Yo no era sino él. Yo no era sino él. ¿Tú lo recuerdas, no es así? La voluntad del templo es reducirte a cenizas hasta el punto de olvidarte, escucha a quien te aguarda entre tormentas, escúchalo. Mastica tu lengua. Tú no eres sino él. Escribe la historia que deje a los hombres sin cielo, destrúyelo todo, necio comerciante de perfumes olvidados. Ella es tu abismo. ¿Comprendes? Sus palabras son el mercurio que te va matando. Entierra lo que nunca tendrá nombre. Tú glaciar palpitante. Delicadezas que se cuelan entre sacrificios. Este niño no tiene nombre. Ámalo porque a pesar de no ser nadie viste un cuerpo. Invisible. Mi ser es otro y mi reino se instala en los basurales del corazón.
Mi ser es otro. Bendecida mi voz por la vitalidad de la semilla. Mi ser es otro y no lo recuerdas. Escúchate, el agua no canta el giro de los anillos de Saturno. Ese mar muerto te recuerda a tu padre, ese mar muerto te recuerda a tu madre, a toda tu familia en extinción. Nube, conjuras niebla con la boca rota por su nombre, bebes e inhalas probabilidades efímeras, yo me pierdo en mí.
Todo se ha ido separando bajo la matemática estricta del primer llanto. Pronuncia el nombre de la criatura más hermosa que borro la memoria de todos. Esta carta nos habla de la muerte de una constelación. ¿Entiendes el juego? El vientre de su primogénito es azul y es un planeta de agua. La niebla me permite advertir mi oración definitiva. Esto soy yo ¿Adviertes el humo? Esto soy yo. Nací ciego y ya era tarde para respirar.
Tengo un nombre y niebla en el pecho. Hermano preciado, triste por no decir triste. Poseo y me avergüenza este artificio de luces. Pálido entre la mañana motorizada te desprendes articulado por las derivas. Tú eres el otro, el convencido. ¿Qué hablas cuando exaltado por las multitudes te marchitas en los cementerios?
El latido del ser a quien odias te puebla. Amas en secreto ese cuerpo, pero ningún fuego te mostrará su sombra. Piensa en el otro que te observa diariamente tras el humo. Te digo necio, también él te observa como un dios demente tras las sombra. ¿Eres el otro no es cierto? Redimido atraviesas los jardines entre el estupor de los niños santos.
Los cánticos empiezan.
Té de jazmines para la sed de lo absurdo.
El jardín florece en el desierto.





[LOS FUNDAMENTOS DEL CIELO]



Me pregunté quién era, luego todo fue gritos. Yo no podía ver bien a través del humo. No adiviné este temporal, lo advertiste demasiado tarde.
Ya no sueño. Humea el cuerpo, un incendio forestal quizás. Recuerdo Paris, el invierno congelando las mentes de miles. Pude saber. Pude entender. Quizás el sonido que produjo aquel animal que fue destrozado por la ternura sea anterior al universo. Soy un pequeño dios. Desastroso elemento indefinido. Templar las cuerdas hasta romperlas. ¿Y el miedo? A veces sí ocurría. Cuando todos bajaban la voz y el eje del planeta chirriaba. Alrededor de las ocho de la noche, los disparos se escucharon. El silencio es una construcción absurda. Punto. Muere el dirigente del primer partido político y las rosas se abren. Y bien si todas las muchachitas andan a pie por el borde del río sonriendo. Y de nuevo solo humo en lugar de carne. Eso dicen las estadísticas. Eso dicen los noticieros. Eso dice mi abuelo que está sentado a mi lado desde que murió. ¿Acaso el país podría soportar el peso de tantas obligaciones? Yo hablo. Los espías han decidido despejar el área, no volveré la mirada atrás. Pude haber muerto, ¿lo sabes?. Es lo más hermoso del mundo. Y es así como los conquistadores encontraron una mina informal en su pecho. Podrías volarte la cabeza pero no el pecho en la búsqueda desmesurada de una epifanía. Corrijo las líneas con las que historia manipula a los hombres, frente a un jarrón de porcelana, esmaltado en tres colores. Es la época de Wan Li.
Las decapitaciones en las alturas del Himalaya fueron un juego entretenido, para cuando desperté eran piedras rodando por los acantilados. La renovación de un idioma y la estúpida manía de buscar la perfección. ¿Cuántos muertos guarda el jardín? Los símbolos negros nacidos del pincel resquebrajan el rostro de los niños. Quiero pensar que el amanecer llegará. Los balnearios de la melancolía y el estremecimiento juvenil trepan esta columna de aire. 
Leopardos hermosos corren por las calles en busca de la primera presa, cuando el día se cierra y no hay escapatoria. ¿El cuento tiene varios momentos? a donde había partido toda esa gente sin armas. Con cierta habilidad táctica, entrenaba nubes por las tardes.
Yo creí en su sueño. 
Otro disparo ¿lo escuchaste? 
Él está rendido por ella, pero quizás no sea por la belleza sino por el perfume.
Volveré a París para no escuchar los disparos. 
El jardín empieza a florecer, puedo guardar un poco de este tiempo en mis bolsillos.
La dulzura extrema y radical de la flor que lo niega todo.
Ser un dios demente girando alrededor de la tierra.
Un ojo que juzga y asesina.












Bio-ruido

Kreit Vargas Gómez, invierno del 84, encendemos todas las luces y escogemos un pequeño lugar en la oscuridad, nació en Arequipa, desde entonces busca formas de destruir los átomos que lo conforman. Participó en festivales en Perú, Chile, Bolivia, México y Praga, últimamente trabaja 3 poemarios que probablemente no vean la luz.
Habita eventualmente el Asteroide B612, ha obtenido varios reconocimientos por su trabajo escritural, pero últimamente piensa en convertir sus libros en atentados, la tabla periódica de elementos químicos es un aliado imprescindible.
Últimamente descubrió que su alma es transparente como el ron.

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